El 20 de junio del 2000, a sus 16 años, María Elena Chávez Caldera, a quien le gustaba mucho escuchar música y bailar, desapareció. Ese día había acudido a su trabajo como empleada doméstica, pero ya no regresó a su casa.

El 21 de junio del 2000 su familia levantó el reporte de desaparición ante la entonces Procuraduría General de Justicia del estado de Chihuahua. Cuatro meses después, el 23 de octubre, sus restos fueron encontrados en una zona desértica de Ciudad Juárez. Pero fue hasta 2004 que su familia pudo tener acceso a ellos debido a inconsistencias en los análisis de ADN.

El feminicida de María Elena fue hallado y detenido varios años, pero en 2022 salió a través de un proceso de libertad anticipada que un juez le otorgó tras descartar los argumentos presentados por la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género y de la Familia (FEM). La Fiscalía de Género apeló y al final se resolvió el caso a favor de la FEM, pero el sujeto escapó y fue aprehendido un año después.

Desde hace más de 24 años que Julia Caldera, madre de María Elena, se convirtió, sin así desearlo, en una firme defensora por los derechos de las mujeres. El asesinato de su hija la ha orillado a emprender un largo camino por la verdad y la justicia de muchas mujeres víctimas de feminicidio en su estado.

Para este recetario, Julia comparte el último platillo que le preparó a su hija aquella mañana del 20 de junio: huevos con chile de árbol. Un desayuno sencillo que sólo le había hecho a ella ese día porque le gustaba mucho lo picoso. A María Elena, cuenta, “le encantaba la mayonesa. Ella comía tacos de mayonesa con chile serrano, a mordidas”. Con eso acompañó sus huevos también. “¡Le encantó!”.

Desde entonces, pese a que le gusta mucho cocinar, Julia no había vuelto a preparar estos huevos. “Si los preparo se le vienen a una los recuerdos de todo”, dijo. Sin embargo, la iniciativa del recetario la motivó a cocinarlos nuevamente y a disfrutarlos junto con su familia, en memoria de María Elena.

• 16 huevos
• ½ kilo de chile de árbol
• Aceite
• 1 ajo
• ½ cebolla
• Sal

1. Limpiar los chiles de árbol y molerlos en la licuadora junto con todos los huevos, la cebolla y sal al gusto.
2. Colocar la mezcla de los huevos en un sartén con aceite y freír moviendo constantemente para que queden blanditos.
3. Se recomienda servirlos con frijoles refritos y acompañarlos con tortillas de harina. O con un taco de mayonesa con chiles serranos, como le gustaba a María Elena.